24/11/2022
Lograr un equilibrio entre la vida, que implica situaciones donde la persona se encuentra con dificultades en el entorno familiar, financiero, emocional, y todo lo que representa los derivados de los ámbitos citados es bastante complicado. Se le suma el escenario laboral, que conlleva innumerables conflictos diarios que hacen que la persona padezca de estrés, cuyas consecuencias no resultan precisamente muy agradables.
Una manera efectiva de contrarrestar el estrés en la vida diaria es el desarrollo del capital psicológico. Este mega constructo no solo ayudará a contener el estrés, sino también logrará una armonía, equilibrio entre la vida ordinaria y el trabajo
Luthans y Youssef (2004) sostienen que el capital psicológico representa un mecanismo de adaptación positiva, cuyas dimensiones son: a) Autoeficacia, percepción de éxito en el inicio, la consecución y finalización de conductas, b) Optimismo, evaluaciones positivas sobre las circunstancias pasadas, presentes y futuras; c) Esperanza, la presencia y realización de objetivos personales; y d) Resiliencia, la adaptación positiva frente a adversidades.
El capital psicológico, al ser un mecanismo de adaptación positiva frente a los desafíos del medio, está asociado al bienestar psicológico y con la salud mental. El capital psicológico no es un concepto nuevo, lo novedoso es que integra cuatro conceptos porque es un constructo de orden superior. La integración de los cuatro constructos corresponde a su naturaleza y a sus efectos similares en la motivación, emoción y comportamiento.
El constructo capital psicológico es una extensión del concepto de capital a los aspectos psicológicos dentro del escenario laboral organizacional. Dentro del capital económico se encuentran los activos, el capital humano, la capacidad y conocimientos de los integrantes de la organización. El capital social consiste en las redes de relaciones sociales de la organización y sus integrantes, y es conformado por los aspectos psicológicos que generan el óptimo funcionamiento de la persona y la organización conjuntamente (Luthans, Luthan & Luthans, 2004).
Solo potenciando la salud menta en las personas se logrará un balance entre la vida y el trabajo, ¿es posible?, la respuesta es sí.