19/04/2021
¿Cómo podemos trazarnos metas, mantener la esperanza, ser constante con nuestras tareas diarias en estos tiempos donde reina la incertidumbre y el cambio?
El poder de la resiliencia nos tiene una respuesta.
Según palabras del científico y psicólogo Norman Garmezy, la resiliencia es “la capacidad para recuperarse y mantener una conducta adaptativa después del abandono o la incapacidad inicial al iniciarse un evento estresante” (Garmezy,1991, p.459).
En otras palabras, es la capacidad para caer parados frente a la adversidad y de mantener intactas las competencias y el nivel de adaptación.
En el mundo entero y en nuestro país, la pandemia nos lleva a experimentar extremos que en nuestra generación nunca experimentamos. El distanciamiento social, la caída de la economía, el cambio de rutinas, la enfermedad y hasta la muerte repentina de nuestros seres queridos nos enfrenta a la decisión de caer y derrumbarnos o de hacer uso de nuestra fuerza de resiliencia.
Como cita Merardo Arriola en su libro “Dando paso a la Vida”, La resiliencia no es sinónimo de invulnerabilidad (que supone que el individuo no será tocado y herido por la adversidad); se refiere más bien a la robustez (hardiness) de las competencias que poseen ciertos individuos confrontados a situaciones de riesgo y a situaciones estresantes (Luthar, Cicchetti et Becker (2000); Rutter (1999).
Por lo tanto, la resiliencia es la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas. (Grotberg, 1995)
Entonces, podemos ver una luz de esperanza y de confianza para construir nuestro presente con miras a nuestro futuro. Esperanza porque sabemos que, aunque las situaciones externas sean cambiantes o desafiantes, podemos tomar la decisión de ver la posibilidad de crecimiento y evolución. Confianza porque, viendo nuestro pasado como humanidad, podemos darnos cuenta de que, como especie humana sobrevivimos victoriosos a grandes pandemias, holocaustos y destrucción. Y fueron justamente esos eventos tan desgarradores los que habilitaron la posibilidad de una gran evolución hacia más vida.
Boris Cyrulnik, psiquiatra, neurólogo y etólogo francés conocido como uno de los padres de la resiliencia nos dice: “La resiliencia es el arte de navegar en los torrentes, el arte de metamorfosear el dolor para darle sentido; la capacidad de ser feliz incluso cuando tienes heridas en el alma”
¿Se puede aprender a ser resiliente?
La respuesta es sí, se puede aprender a ser resiliente. La clave está en la percepción, en la mirada que decidimos tener sobre el evento estresante o traumático. Tenemos dos opciones, ¿lo vemos como un callejón sin salida que nos quita todas nuestras fuerzas o lo vemos como una oportunidad para crecer y evolucionar?
Se requiere coraje, decisión y adaptación. Se requiere coraje para dejar de ser quienes fuimos y cambiar la manera en la que vivíamos, para decidir y asumir la responsabilidad de reconstruirnos con una nueva identidad, una nueva manera de vivir, totalmente adaptable a la realidad en constante cambio.
Fuentes de investigación